Hoy parecía que Santiago y ahí dentro todos nosotros, nos achicharramos en el mismísimo infierno Pinochetista. Ese infierno de tantos silencios aprendidos, de lo que no se habla, de lo que sí se dice y de lo que se esconde, incluyendo lo que no se enseña.
Mañana de nuevo saldrá el sol.
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